Y así fue como después de
dos semanas de cuarentena la voluntad regresaba a mis dedos, han pasado casi 10 años de no escribir por este medio,
he creído necesario volver y platicar de los temas relevantes para el País, ya
que contestar un comentario en una red
social a veces se queda corto, el poder expresar lo que pensamos a través de la
verdad, dejar de lado la diatriba y
concentrarnos en los hechos.
Desde hace un mes que inicio
la cuarentena pandémica por COVID 19 hemos logrado conocernos un poco más,
saber desde la soledad en la que nos encontramos de que estamos hechos, si bien
es cierto que día a día recorremos el camino, la rutina, el trabajo, conocer
personas, entregar los reportes, hacer la tarea, cuidar a los padres, hijos,
abuelos, mascotas, muy pocas veces nos detenemos y pensamos de manera egoísta.
Y es que no está mal pensar
en uno mismo, si bien desde la colectividad el ayudar a los demás es un
principio fundamental a veces es
necesario un espacio para estar con nosotros mismos el definirnos, encontrarnos
y conocernos de nuevo, porque el “Yo” de hace 10 años no es el mismo “Yo” de
hoy, y háganse la pregunta hace 10 años en que pensaban, soñaban y decían, como
bien dicen que la única constante es el cambio.
Ahora nos damos cuenta que
el detenernos y pensar en nosotros debería ser mucho más común, darnos un dia
para encontrarnos nosotros mismos, sin nadie más, sin rede sociales, únicamente
un espacio en el cual meditemos el, ¿Qué somos? ¿Qué hacemos? Y ¿Por qué lo
hacemos?.
Tal vez en esa introspección
nos demos cuenta que nos hace falta pasar más tiempo con la familia, con la
pareja, la mascota o simplemente leer un
libro nuevo, idear un proyecto nuevo, las posibilidades son infinitas, nos
esperemos a que sea muy tarde y no solo en tiempos de EMERGENCIA.
Nuestra mente también requiere
descanso y alimento, hasta en ocasiones reiniciar y volver a empezar.
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